NUESTRO PLANTEAMIENTO RESPECTO A PAULO FREIRE
Como futuras pedagogas estamos de acuerdo con Freire cuando habla de su descontento con respecto a la pedagogía bancaria, tenemos la certeza que la labor pedagógica del profesor va más allá de “poner” conocimientos en los cerebros de los estudiantes. Así como plantea Henry Giroux, queremos formar alumnos críticos y analíticos.
Por otra parte compartimos la opinión de Freire, cuando plantea que los docentes deben ser afectuosos con sus estudiantes y que la herramienta idónea para que la relación educador-educando se fortalezca es el dialogo. Conectamos esta idea con la educción tradicionalista en donde los alumnos más que respeto por sus profesores sienten miedo, repudiamos totalmente esta actitud, somos al igual que Freire partidarias del dialogo y de la afectividad con nuestros alumnos, creemos que de esta manera los docentes transmitirían una actitud positiva a sus alumnos, que hacen clases por gusto y no por deber, en definitiva esta actitud positiva para con los alumnos reflejaría la vocación del docente.
Otro punto con el que concordamos con Freire es cuando plantea que el profesor debe ser humilde y que tiene que estar en constante perfeccionamiento. Por el tipo de sociedad en la que vivimos, los niños y adolescentes son más despiertos y curiosos, es por eso que como docentes debemos estar constantemente renovando y actualizando nuestro saber para estar actualizados al igual que nuestros estudiantes.
Con lo que no concordamos plenamente con Freire es con su concepto de responsabilidad ética, que tiene relación con las críticas y juicios que debería hacer un profesor dentro del aula. Sin duda existen injusticias sociales y conflictos en donde las opiniones son unánimes, como lo lamentable de los flagelos de la pobreza, o la drogadicción, etc. Pero creemos que resulta innecesario que el docente se explaye más allá, puesto que se relaciona con niños y adolescentes que no siempre tienen un criterio formado, y por consiguiente se pueden sentir influenciados por la opinión del profesor.
Por otra parte compartimos la opinión de Freire, cuando plantea que los docentes deben ser afectuosos con sus estudiantes y que la herramienta idónea para que la relación educador-educando se fortalezca es el dialogo. Conectamos esta idea con la educción tradicionalista en donde los alumnos más que respeto por sus profesores sienten miedo, repudiamos totalmente esta actitud, somos al igual que Freire partidarias del dialogo y de la afectividad con nuestros alumnos, creemos que de esta manera los docentes transmitirían una actitud positiva a sus alumnos, que hacen clases por gusto y no por deber, en definitiva esta actitud positiva para con los alumnos reflejaría la vocación del docente.
Otro punto con el que concordamos con Freire es cuando plantea que el profesor debe ser humilde y que tiene que estar en constante perfeccionamiento. Por el tipo de sociedad en la que vivimos, los niños y adolescentes son más despiertos y curiosos, es por eso que como docentes debemos estar constantemente renovando y actualizando nuestro saber para estar actualizados al igual que nuestros estudiantes.
Con lo que no concordamos plenamente con Freire es con su concepto de responsabilidad ética, que tiene relación con las críticas y juicios que debería hacer un profesor dentro del aula. Sin duda existen injusticias sociales y conflictos en donde las opiniones son unánimes, como lo lamentable de los flagelos de la pobreza, o la drogadicción, etc. Pero creemos que resulta innecesario que el docente se explaye más allá, puesto que se relaciona con niños y adolescentes que no siempre tienen un criterio formado, y por consiguiente se pueden sentir influenciados por la opinión del profesor.
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